Hoy os compartimos un breve post sobre un tema que nos preocupa (y mucho) tanto en España como fuera de nuestras fronteras: el desempleo juvenil. Y lo hacemos porque, después de trabajar varios años escuchando los problemas de los jóvenes y analizando las respuesta que se dan a sus necesidades, hay una serie de reflexiones que queremos compartir:
(1) La concepción del empleo es completamente diferente desde los jóvenes y desde las instituciones de empleabilidad: para un joven un empleo no es "una forma de ganarse la vida", es "una forma de vida", una representación de lo que es (hacia adentro y hacia afuera). Es una profesión y una aspiración. No les basta con ganarse el pan, buscan (¿no lo hacemos todos?) realizarse. Por eso, cualquier política de empleo que funcione como un sistema industrializado de provisión de empleo, no funcionará: encajar personas en trabajos como si fueran piezas de un engranaje, quizás funcionaba antes. Ya no. Y genera más frustración y rebeldía que beneficios.
(2) Segmentar por capacidades no ayuda a la hora de bucar empleo: tendemos a generar que son las capacidades las que nos acercan al empleo, y por eso clasificamos a los jóvenes por niveles de formación, pero esto es un error de concepto:
Las capacidades segmentan el mercado de trabajo al que puedes aspirar, la actitud frente al empleo te acerca al puesto de trabajo, los contactos te hacen obtenerlo y las softskills te hacen mantenerlo
(3) El empleo se consigue por contactos: según la empresa ADECCO, solo dos de cada diez de las ofertas de empleo se anuncian. Una vez que estás ubicado, y sabes qué quieres, el empleo se consigue por contactos. Y sí, los contactos están directamente relacionados con tu nivel social: a mayor nivel de ingresos, mayor posibilidad de desarrollar redes de contactos que te faciliten el acceso al empleo.
(4) El vínculo territorial es clave: aunque la variable empleo no se circunscribe necesariamente a un municipio, la realidad es que existe una variable geográfica que condiciona tu acceso al empleo y hay que tenerla en cuenta. Necesitamos conocer las necesidades y potenciales del territorio, conocer las oportunidades de formación y empleabilidad y que ofrecen y, sobre todo, ser capaz de generar redes de apoyo que permitan a las personas construir sobre el conocimiento de los otros.
Y todo ello, con un principio básico: poner a los jóvenes en el centro de la decisión de sus procesos vitales: (1) hacerlos responsables de sus decisiones; (2) Acercar y crear oportunidades adaptadas a sus expectativas y visiones; (3) Generar las capacidades para que puedan aprovechar las oportunidades.
Eso, exactamente, es lo que hacemos en nuestro programa enREDa.
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